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¿Qué hacer cuando un empleado falta a sus labores?

  • Foto del escritor: Manager
    Manager
  • 2 ene 2018
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 15 ene 2018

¿Quién le sustituye y por qué? Son preguntas que muchas veces carecen de una respuesta válida



Un Contador sugeriría descontar el día al empleado que faltó a sus labores y tal vez el abogado sugeriría documentar la inasistencia, pero nada de eso resuelve nuestra incógnita: ¿Quien sustituirá al inasistente en sus labores y responsabilidades?

La Ley Federal del Trabajo no contempla la sustitución del empleado inasistente por sus compañeros de trabajo.





Esto debería regularse en el Contrato Individual de Trabajo, pero no se acostumbra.





Es común escuchar a compañeros empresarios quejarse de que sus empleados se niegan a realizar actividades diferentes a las que fueron contratados, tratándose de suplir alguna ausencia.


En el fondo el empleado tiene razón en negarse, pero deja a la empresa con un problema difícil de resolver.


Por eso, es importante tener cuidado al precisar las actividades a desarrollar por el empleado, al redactar el Contrato Individual de Trabajo.



Aparentemente el problema se resuelve con la mera sustitución del trabajador faltista, pero se abren nuevas incógnitas a resolver.


Es preciso depurar nuestros procesos operativos para determinar quiénes son los compañeros más óptimos para sustituir al empleado que faltó a sus labores, en orden a diversos factores:


  • Capacidad: Es fundamental que la persona que sustituya al trabajador ausente pueda cubrir las funciones y actividades que éste tenía asignadas, por lo que resulta más fácil que jerárquicamente el jefe o algún compañero lo sustituyan y no algún subordinado, a menos que sean de menor importancia o complejidad.


  • Disponibilidad: También es importante que quien realice la sustitución no descuide las labores propias, es decir, que pueda hacer un espacio en su jornada para cubrir los deberes de su compañero.


  • Frecuencia: Para evitar conflictos debe establecerse un mecanismo para evitar que siempre sea la misma persona para que cubra las ausencias de algún empleado, ya que pueden suscitarse conflictos por discriminación.


En ese sentido, el sustituir a un empleado que se ausentó a sus labores resulta mucho más complejo de lo que parece a simple vista, pues debe preverse una política muy específica para éstos casos, de lo contrario, se causarán daños y perjuicios de todo tipo, desde los más insignificantes, hasta los más graves.


La política respectiva debe prever muchos aspectos, desde el orden en que deben turnarse las sustituciones de ausentes, hasta las responsabilidades y beneficios que ello implica.



En cuanto a las responsabilidades en que puede incurrir el empleado que se encuentra en sustitución de otro ausente, es importante que exista un manual de operaciones y que en la cadena de mando, el empleado sustituto tenga las habilidades y los conocimientos necesarios para poder exigirle resultados.


Ahora bien, en cuanto a los beneficios, deberá adicionarse en los criterios para evaluar el desempeño las sustituciones realizadas con éxito y ello se traducirá en algún beneficio económico o en prestaciones.


Al depurar nuestros procesos paso a paso, podremos encontrar todas las respuestas a este tipo de incógnitas y otras de la misma trascendencia que no acostumbran regularse por las empresas y mucho menos por la ley.


Podemos protegernos y a nuestra gente, para que las ausencias no nos tomen desprevenidos y lejos de causar conflicto, sea oportunidad para los compañeros de trabajo de obtener algún beneficio por mínimo que éste sea, pero para que ello funcione, es estrictamente necesario depurar exhaustivamente los procesos respectivos, etapa por etapa.



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